Hace unos días, en unos de los comentarios que me dejásteis uno de vosotros, vi un término que llamó mi atención: "destrucción creativa"; indagué por la red y profundicé en este concepto; Según su inventor, Joseph Schumpeter, la destrucción creativa parte de la innovadora idea de que las empresas se tienen que renovar , restructurar y reinventar casi constantemente, para poder sobresalir y obtener mayores beneficios; parece que varios estudios apuntan a que la grandes empresas del siglo XX concebidas para durar, son menos efectivas y competitivas a largo plazo que las nuevas. A medida que las empresas crecen y se vuelven más complejas y pesadas se van cargando de necesarios procedimientos que pueden ayudar a manejar el gran tamaño de la empresa, pero desalientan la innovación. Para poder mantener el ritmo con los mercados, las corporaciones deben ser rediseñadas a todo nivel. Deben ser adaptables, renovar, generar o adquirir lineas de negocio; en definitiva, una nueva aplicación de la idea acuñada por un gran filósofo : "Be water, my friend".
Pero, ¿ cuáles pueden ser los ejemplos prácticos de esta filosofía en la coyuntura actual? ¿Se debe destruir o restructurar todo el sistema capitalista para que vuelva a ser más eficiente? El sistema ha demostrado haberse convertido en un monstruo complejo difícil de manejar, por lo que , ¿sería recomendable remozar y repensar todo desde un principio?
Todo parece apuntar a que no. Los cambios que se esbozaron al principio de la crisis no han seguido el camino desado, y se ha demostrado que no va a ser fácil aplicar ni siquiera en un grado mínimo todas las pretendidas reformas y autorregulaciones mercantiles que minimizarían las posibilidades de volver a tropezar con la misma piedra.
Y mientras vemos como los banqueros se siguen repartiendo primas milmillonarias ( se escudan bajo la frasecita " es que estaba fimado por contrato"), grandes corporaciones cierran factorías, mientras al día siguiente anuncian que ganan el doble o que los políticos son incapaces de mover un dedo para poner coto a todo este desmán. Quizá en un futuro nos demos cuenta de que la actual crisis sí que sirvió para cambiar el mundo. De momento mala pinta tiene...¡ Cosas veredes!
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