Vaya mes de octubre de 2011 que hemos tenido, sobre todo referente a “ilustres” muertes. La
más global ha sido la de el presidente de Apple, Steve Jobs.
Persona polémica
como pocas, representativo de una creatividad tormentosa neo-neorromántica en
la era de la informática, visionario que quiso insuflar de arte al las frías máquinas.
Los
detractores de SJ y Apple ( que los hay y muchos, al igual que fervientes
amantes) siempre han achacado a Apple que no han sido inventores de (casi) nada
de lo que define a sus productos estrella, y recriminan que el propio Jobs
criticara a Microsoft por robar descaradamente ideas y proyectos a otros. Y no
les falta razón. Pero el mérito del jefe de Apple fue otro.
Su tremendo
éxito fue debido a la oportuna combinación, reinvención y humanización ( en el
sentido de facilitar el uso de esos en un principio intimidantes aparatitos que
inundan nuestras vidas) de los ordenadores y telefonía.
Supo
comprender que, para llegar a las masas, el usuario no debía leerse libros de
instrucciones tediosos, hacerse cursos e invertir tiempo y dinero para
conseguir un aceptable dominio del Gadget. La mayoría de las personas ,
sencillamente, no disponen de ese tiempo. Y Apple ideó interfaces de usuario lo
más intuitivas posibles, en aparatos con un hardware impecable ( aunque no el más
puntero en la mayoría de las veces ), que simplemente, funcionaba.
Para qué
quieres un Ferrari si sólo lo coges para llevar y traer los niños del colegio.
Jobs
apostaba por crear un lazo sentimental y real con el aparato y la marca, un
lazo duradero. Y lo intentaba conseguir acercando la computadora ( y sus otros inventos)
a la realidad del usuario, a lo natural. Cuando una cosa no te falla, te
responde, es simple, se mete entrañablemente en tu día a día, se gana tu
confianza. Así de simple y directo. Normalmente, las cosas que te fallan, son
engorrosas de manejar ( tanto por su interfaz como en un número infinito de
opciones) y poco intuitivas o, por qué no decirlo “feas” ( esto es, con un
diseño poco amigable), tienden a pasar sin pena ni gloria, y te hacen estar
deseoso de cambiarlas por otra mejor o , al menos, más fiable.
Con esto no
estoy diciendo que el personaje y su empresa sólo tenía luces; hubo sombras, y
muchas. Críticas con razón y sin ella. Como el excesivo control que aplica a
sus sistemas o las acusaciones de elitismo por sus , en muchos casos, altos
precios de venta.
Pero ha
revolucionado la forma en el que entendemos e interactuamos con el móvil, oímos
música y consumimos contenidos.
D.E.P.
P.D:
Recomiendo que os leáis su biografía, actualmente a la venta en librerías y en iTunes
( y si googleáis un poco, a lo mejor
encontráis algo, ejem, “más barato” en pdf ;-). El tío, de verdad era un personaje de cuidado: Un tirano (
sobre todo en su primera época al frente de Apple), compulsivo y , creo,
acomplejado. Pero qué demonios, cuando alguien fallece, sólo nos acordamos de
los bueno…¿ o no? ( Excluyánse de este último comentario el también fallecido
en Octubre Gaddafi, Osama Bin Laden, Hitler…)
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