En nuestra muchas veces difícil y azarosa vida laboral, nos hemos encontrado con multitud de "tipos" de jefe, cada uno con sus neuras e ideas peregrinas ( o no). Pero seguro que más o menos habéis detectado actitudes y decisiones poco constructivas , o directamente desacertadas en vuestros superiores directos. Es muy difícil conjugar una buena gestión económico-administrativa con un acertado trato a los trabajadores, pero el jefazo generalmente no sabe encontrar el equilibrio y tiende hacía una de estas dos facetas.
Cuando el mandamás tira más hacia lo material ( y con esto me refiero tanto al dinero como al poder, al trepa) lo solemos definir como "cabr**azo", "tirano" y otras lindezas por el estilo. Suele entrar "marcando territorio", imponiendo su ideas, su forma de trabajar, casi sin ni siquiera intentar entender a sus subordinados y su forma de trabajar. Esto, diréis algunos, no tiene por qué ser malo, puede hacer falta un enérgico cambio de rumbo, mano dura en ciertas ocasiones.Bien, pero la cuestión son las formas; Un general tiene que ganarse el respeto de la tropa, tomar decisiones que pueden no ser entendidas en un principio, decisiones duras; pero estas decisiones no deben parecer aleatorias, frutos del capricho más neroniano ; Se deben explicar claramente, mostrar cual es el fin, e intentar implicar al equipo. Este tipo de jefe suele carecer de un sentido de la justicia , se rodea de una cohorte de "pelotas", a los que favorece y protege. Le gusta aparentar ser jefe, gusta de reprender públicamente y cree que eso le refuerza en su liderazgo, mediante el miedo. Este sistema puede que haga subir la productividad a corto plazo, pero tarde o temprano provoca mal estar entre los empleados y una merma de la moral y rendimiento.
Usualmente estos jerifaltes se suelen vender bien, saben echar la culpa a otros de sus más que previsibles fracasos, y salen de rositas. Si fallan se les reubica, y si sus cagadas son sistemáticas, perderán su puesto, sí, pero enseguida se ponen en mercado y se les contrata. en definitiva, saben vivir bien y tienen una cara muy dura.
Dentro de esta tipología de jefe cabrón, también los hay que están "amargados" usualmente por un ascenso prometido y no efectuado y la pagan con sus empleados; éstos reparten su mala leche por doquier y sin control, lo que hace que, por lo general, comentan algún que otro error en contra del que no deben, lo que pude dar con sus huesos en el inem.
El segundo gran subgrupo de jefes son los que llamaríamos los "blanditos"; suelen ser ascendidos por su gran capacidad de trabajo; éstos son los que se quedan hasta las mil de reunión en reunión; pero reuniones de trabajo, no reuniones " en el restaurante" de las que tanto gustan a los jefes anteriores.
El estilo de estos superiores es el de sugerir, en vez de ordenar, proponer en vez de imponer, razonar en vez de descorazonar. Esto es ideal, pero reconozcamos que hay gente que enseguida se aprovecha de esto y "se sube a la espalda". normalmente son los trepillas los que lo hacen, cuidadito con estos, son el gérmen de un futuro jefe cabrón.
Por lo general, los jefes blandos suelen ser buenos para tiempo de bonanza, administran bien los recursos, tanto humanos como económicos, traen estabilidad, pero cuando se quiere crecer agresivamente o bien dar un cambio de rumbo a la empresa, se eligen a los cabrones , que por su innata condición, son perfectos para despedir o moverse en aguas pantanosas explorando nuevos mercados ( aunque muchas veces lo hagan como pollos sin cabeza). Los blanditos son más conservadores y por tanto, más dados al inmovilismo.
Otro estilo de jefe blandito: el jefe pasota, de vuelta de todo; éste por lo menos va de cara a trincar la pasta, pero al menos deja tranquillos a los empleados, en este grupo están los hijos de papá dilapidadores de fortunas heredadas o ajenas.
Seguro que me olvido de alguna especie, y me gustaría saber vuestra opinión y vuestra experiencia: ¿tenéis o habéis tenido el jefe perfecto?¿¿me olvido de algún tipo más? ¡Hala a opinar!